TAREA
Es tarde para embargar las horas
rastrear los impulsos de los que vuelven del
hambre
adentrarse bajo las pieles de los que no
comprenden
a pesar de las respuestas que llaman con la
embriaguez
de los desposeídos.
Sin
embargo las noches que rugen temprano
no espantan a los pájaros que sí saben de
cielos
y de lunas
y de las fiestas de los intrépidos bufones.
Desfilan
los que siempre se interrogan
mientras su sangre se alborota en los surcos
nadie la detiene
las sombras caminan con sus derrotas humanas
y el olvido
se adhiere al dolor de las llagas.
Y
así el humo de los incendios tardíos
se propaga como una plaga
cerca del río que huye sin ser bendición
buscando a los que no mueren nunca
y deambulan como guerreros sin rey.
Tantas
cosas abandonadas cerca de las fieras
las victimas a merced de los fracasos
y la lejanía que grita con su crueldad
marchita.
El
pánico.
En verdad Dios se ha tomado demasiado trabajo
para tan poco.