PADRE RÍO
Un cielo
de nubes vaporosas
brotaban
en el horizonte.
Enjambres de embarcaciones
palpitaban en extraña levedad.
El arcilloso torrente , en felina contienda
hería el lomo febril
de una descarnada anaconda.
Mi ojos
divisaron al Padre Río.
Como un ariete desmesurado
penetraba la garganta
en el cataclismo de las aguas,
que esperan su semen limoso…
pariendo
en descomunales peces.
La vida es Él y todos lo saben.
Nada se parece al cielo río, al río cielo
al mar río, al río mar…
En sus fauces viven las tormentas
y nacen los arpones de los truenos.
En su cuerpo brilla la luna
con vocación de hembra.
Padre Río que estás en la tierra
glorificado
sea tu nombre:
Amazonas, por los siglos de los siglos
Amén.