Quererte no fue mi acierto
¿Y qué hiciste, ingrato Alberto,
de los sueños que en ti puse
si luego que me repuse
de la llaga que has abierto,
te propusiste encubierto
desgarrarme, que supuse
morir por ti, con acuse
de años entre desconcierto?
Quererte no fue mi acierto,
puesto que mi amor dispuse,
para amar a quien no acuse
de mi honor, con desacierto.