SALUTACIÓN A FEBO
¡Salve, gualdo
guardián de nuestra tierra,
tú que conoces do las
sombras moran;
¡no se nublen tus
rayos que decoran
ni te escondas de nos
en esta era!
Anda el planeta, que
acaricias presto,
encendiendo rencores
entre hermanos,
destruyendo el amor
con odio inhiesto
alejados de Dios como
paganos.
¡Salve Febo, señor
del solar templo!
No retires tu luz que
vida siembra;
que tu brillante faz
nos sea ejemplo.
Reptamos con Satán
que bien remembra
una Estigia a cruzar
irreverentes,
dejando todo bien por
inconscientes.