En un
viejo álbum
Regresas
siempre, tú, melancolía,
Oh dulzura del alma solitaria.
Hasta el fin se consuma un día dorado.
Humilde,
con paciencia, ante el dolor se pliega,
Sonando de armonías y de dulce locura.
¡Mira! ¡Ya se hace de noche!
Vuelve
otra vez la noche, un mortal gime
Y otro comparte su dolor.
Temblando
bajo estrellas otoñales,
Cada año más se
inclina la cabeza.