No diré
nada
del gemido
de mis yemas
dobladas
No en esta
noche
avara de
estrellas
Hubiera
preferido
velar con
mis manos
estas
ranuras,
estos
espejos
anegados
de presencias.
Mejor es
fingir ahora
un módico
alborozo
desde esta
cornisa en la que un gato,
con
desidia, rapta la luz plata de la luna