Pecados
volátiles.
Las aves
pecan de sabiduría
desvisten grandes hectáreas
entre ceja y ceja.
Ayer,
cuando era niña
las palomas
le oraban a la lluvia
en un ritual incrédulo
hoy,
solo se acuestan
en los matorrales de los truenos.
Ayer,
cuando fui libélula
los árboles eran bordeux
y se escondían
detrás de las mentiras
de las remolachas.
Hubo un tiempo
en que volaba
en una pompa de jabón
con motor fuera de borda.
Mañana,
cuando sea tarde;
nacerán niños de los relámpagos.