Jennie Escobar


Pecados volátiles.

 

Las aves pecan de sabiduría

 desvisten grandes hectáreas

 entre ceja y ceja.

 

 Ayer,

 cuando era niña

 las palomas

 le oraban a la lluvia

 en un ritual incrédulo

 hoy,

 solo se acuestan

 en los matorrales de los truenos.

 Ayer,

 cuando fui libélula

 los árboles eran bordeux

 y se escondían

 detrás de las mentiras

 de las remolachas.

 Hubo un tiempo

 en que volaba

 en una pompa de jabón

 con motor fuera de borda.

 Mañana,

 cuando sea tarde;

 nacerán niños de los relámpagos.