Osvaldo Norberto Lázaro

18/09/2011


Las manos tienen alma
y hoy se han vuelto tijeras,
el día se ensancha de sombra
duermen baldosas en el torrente
donde la luna descansa,
la voz de todas las voces
el tiempo de todos los tiempos
la libertad arrodillada
bajo los besos agujereados
desvanecidos sobre el pétalo

Ser y no estar
ser y no existir
ser y no latir
ser y no vivir


Tiempos
diminutivos de ausencia,
pedregal donde van a bañarse
las ráfagas de océanos
como agonías muertas
como mapas sin lugares
como mentes que no despiertan


Y la voz del amor
nadando sola
ahogando su veneno
en los lúgubres arrecifes
donde los peces lloran
donde el manantial se tuesta en primavera
donde todo se va para abajo

Tirado por piel
el carrusel de los viejos niños
en la punta del mediterráneo
va rodando
como una casa que perdió
la llave
como un abismo que no tiene
fin

Llamar, perder, olvidar, besar
la mitigación de la causa,
el niño que pierde sonrisas
debajo de la calcomanía de una foto

Asomar la doble miseria
de enterrar la creación