DE ENTRE LA NATURALEZA Y LA LIBERTAD
Guijarros que en el río
hacen lindos empedrados,
forman pequeñas olas en la superficie de las aguas,
junto a la márgenes que las delimitan.
En el bullicio de su baile líquido,
hay un zigzaguear.
Hay debida placidez,
junto a la orilla, del pequeño río,
creciendo ahí, bellas flores silvestres.
Ladeado por árboles frondosos,
que tocan levemente, el azul de los cielos,
sus raíces son cómo largos
brazos, que, en el suelo, se pierden.
Y en la cima de sus copas, en las ramas,
escogiendo su nido,
varios pájaros entonan bellísimas sinfonías,
haciendo eco a través de los arbustos y las grietas.
Entrelazado en la profusas ramificaciones
de las matas,
hay un pequeño barco olvidado,
corroído por las agritud del tiempo,
y por la vastedad de un bosque cerrado.
Más al fondo, junto a una roca primitiva,
lo que resta de una casa abandonada
aún emite sonidos,
parecidos a risas de niños.
Y hay una libertad que emociona,
en quien nota este pedazo de tierra y de agua,
en la rudeza más pura,
de la utilitaria naturaleza que se muestra.