Metafóricamente hablando
No puedes ir siempre
por la vida en patineta,
me dijeron.
Entonces decidí
caminar con mis pies.
Pero tuve que saltar
tantos charcos,
evitar muchas
heces de perros,
sortear baldosas rotas
y alquitrán reblandecido
y sobre todo:
no pisar el césped de las plazas...
Después de mucho tiempo,
de esguinces de tobillos,
tacos quebrados
y arcos metatarsales vencidos,
comprendí el sentido metafórico
de esa advertencia.
¡Es que siempre fui
de aprendizajes lentos,
arduos y dolorosos!
A donde el corazón se inclina
No puedes ir siempre
por la vida en patineta,
me dijeron.
Entonces decidí
caminar con mis pies.
Pero tuve que saltar
tantos charcos,
evitar muchas
heces de perros,
sortear baldosas rotas
y alquitrán reblandecido
y sobre todo:
no pisar el césped de las plazas...
Después de mucho tiempo,
de esguinces de tobillos,
tacos quebrados
y arcos metatarsales vencidos,
comprendí el sentido metafórico
de esa advertencia.
¡Es que siempre fui
de aprendizajes lentos,
arduos y dolorosos!
A donde el corazón se inclina
Dice un refrán popular:
Adonde el corazón se inclina
el pie camina.
¡Pero cómo le duele al corazón
cuando el pie no puede caminar
hacia donde él se inclina!
¡Cómo le duele al corazón
cuando el pie no puede caminar
hacia vos!