E s p e c t r o s.©
Yo, tú, los árboles…
I
Yo, tú, los árboles perfectamente
juiciosos entre el día y la noche
las calles blancas largas dóciles
desatándonos
llenas de ti, llenas de mí
quitándonos el polvo.
II
Dejé de besar
de silbar al lunajero de tus pies
para que nada
interrumpa, me interrumpa
tu carrera tantas veces proscrita.
Equivocadas entre sexta y nona
emigran ocasiones
llevándonos de en medio
lo que más queríamos.
III
No desentrañamos
aquellas vertientes que trajeron la sal
cuando pensabas, cuando pensaba
sembrar sembrar sembrar
eternamente
pasajeros felices, trenes novísimos
caminos, tildes, radios, señales;
dibujos olorosos a jabón, paisajes
sin límites…
y la espina en el naranjo de tu piel
doliéndole a la lluvia.
Dedos
Tus dedos lanzan oscuros sin ley
sobre las horas, granos de sal
colmenas y alfileres. ¡Galgos!
correr correr correr…
dioses como piñas dulces sin templo
vuelan juegan saben.
Chambelanes como delirios
magistralmente
tus dedos, mis dedos, nuestros
funden lingotes de animales
cautivos de ti. Tus pies, tus manos
tocan pista; cal, estrellas rojas con agujas.
Pasos
Plata encendida tus pasos de romero al sol
mis pasos
bruma y montaña el mundo nuestro
aposento en que te ríes
reímos la extensión de transvelar
nuestras naves al desvelo
volar volar volar
única circunstancia
de ti sin ti descarnado
tan tuyo, tan mío sin ti
sin aquel que nunca fuiste
no vale un astro, no vale mar
no vale cielo cegándonos.
Huir.-
El temor
atrapa lo que queda de tus ojos
el destello fijo en la carrera
terrible claridad sin muerte como agua
en la pureza de tus pies tan blancos
conejos que saben huir.
Esperar.-
Las ventanas se apagarán un día;
hagamos cuenta que hasta aquí
lo habías previsto, lo había previsto
polvo polvo el polvo
lunijunto de barrancos
blancos palacios de hueso
cal y arena que se mueven
prolongado flujo
esperándote, esperándome
esperándonos.
Saltar.-
Saltar de alguna forma el mediodía
crecer en el crepúsculo
tocar la yema
fruncido el llanto. Vernos
inmensamente labios desnudos
enfrentar tu nombre
mi nombre, nuestros nombres
nunca abandonados en los parques.
Acaso el polvo en sus cuatro estaciones
nos sepulte.