Julio Viña, Chilavert, Buenos Aires
Un sorbo de tus ojos
Dame tan solo
un sorbo de tus ojos
que contenga el iris de tu aire
y juro que batiré mis alas
para llevarte hasta el confín
del tiempo
Entona su canción el infinito
Como la arena fluye el tiempo
en la extensa mansión del universo
Las catedrales góticas del sueño
sueñan que el mundo es algo cierto
Entona su canción el infinito
en la ilusión virtual del firmamento
extraña es la canción
porque no hay música
ni xilofón de voces musitando
una plegaria
un salmo
un lamento
o explosivos bin bangs
de mundos viejos
Sin embargo se oye esa canción
con un arcano acento
que comprenden las lejanas galaxias
y las estrellas rojas
que titilan como si no se hubieran muerto.
Sostenida y silente se desplaza
sobre el muriente lecho de las horas
la impábida y eterna nave tiempo
En la nave del tiempo Dios se duerme
echándose una siesta de milenios
mientras sueña
que Dios está despìerto.