Despliegue de susurros
que surgen sin vos,
susurros que anhelan tu calor
y tu aroma a flor.
Aroma a violetas de verano
y vientos otoñales,
aquellos que manan de tus labios,
desconocidos,
pero que han saborizado
todo una vida basada en una eternidad,
que se palpa bajo pasos,
bajo caricias que se extravían
con una ausencia vana,
a la que no se corresponder.
Vaya momento,
en donde mi alma se exalta
tras el viento!
...Y su caricia, que tras el ocaso surge
en un nuevo claro de luna,
en aquel que por su brillo no declina,
sino que se desencadena
en aquella la susurrante
y oscura noche.
Señora de un día,
que poco a poco se prepara
para un alba que no espera.
Ahora despierto bajo una caricia de luz
y un susurro del viento,
que en extásis de la vida
me hacen sentir todo tu existir
aquella, tu esencia, o en sí,
la TOTALIDAD DE TU SUAVIDAD.