NIDYA GARZON/ BOGOTÁ, COLOMBIA

Tu lengua...

Tu lengua
circundó la tierra
de mi musgo.
Revolcó la saliva
de las madreselvas
que crecían en mi boca.
Al borde de la noche
transformó la quietud
en tempestad de arenas
y las manos
se convirtieron en oasis
sobre tu desnudez.