Espío por los agujeros de mis zapatos
y corro a navegar en el charco.
La llamada del móvil de ese señor
me sorprende,
y me enojo mucho,
me hace olvidar que debo huir
por la escalera secreta de mi fantasía
para no sentir a mis tripas,
tiritando,
a mi cuerpo hambriento del calor
de un abrigo con agujeros,
aroma de frituras en grasa
y recuerdos de mi madre
besando a otro recién nacido
y pidiendo
el pan que debía haber traído bajo el brazo
pero dejó olvidado en los residuos
de algún rico que no come pan
porque está demasiado gordo y satisfecho.
Espío por los agujeros de mis zapatos
esa linterna de luz azul
que me incita a dormir
para siempre
en brazos de un pegamento barato.
Hoy será igual,
pero en la próxima tomaré otro camino.
y corro a navegar en el charco.
La llamada del móvil de ese señor
me sorprende,
y me enojo mucho,
me hace olvidar que debo huir
por la escalera secreta de mi fantasía
para no sentir a mis tripas,
tiritando,
a mi cuerpo hambriento del calor
de un abrigo con agujeros,
aroma de frituras en grasa
y recuerdos de mi madre
besando a otro recién nacido
y pidiendo
el pan que debía haber traído bajo el brazo
pero dejó olvidado en los residuos
de algún rico que no come pan
porque está demasiado gordo y satisfecho.
Espío por los agujeros de mis zapatos
esa linterna de luz azul
que me incita a dormir
para siempre
en brazos de un pegamento barato.
Hoy será igual,
pero en la próxima tomaré otro camino.