DESAMPARADO EN EL ADIÓS.
Sus talones arrullaban
un rompecabezas de espejos suaves.
El sol le regalaba el crecer.
Sus sueños me sumergen
en la felicidad.
Los lirios del jardín
le donaban su universo.
Acompañado de la prudencia.
Cuando posaba mis ojos en él,
una sonrisa se pintaba.
Guiaste a un nido,
que aterrizó en ti.
Pasaste
ocho inviernos traicioneros.
Las rosas te regalaban sus flores.
Eres el principio de la primavera.
En otoño
la alfombra de hojas
se aferraba a tu cuerpo.
Te robaste la imagen de la luna.
Pero un día
la tristeza se selló en tí.
Me estremecí,
hasta desmayarme.
Y vi en tu viaje,la última flor.