A José Martí
Quiero ser la rosa Blanca que cultivaste,
y apretarte en el infinito tu mano franca,
porque eras un hombre sincero,
que le cantaste a la vida,
y al alma partida en dos.
Te veo águila herida en tus versos,
y no es un suspiro que derramas,
sino un manso arroyo que murmura,
para callar la pena que duele.
La mirada soberbia y amarga
que el aire va meciendo
la arrancaste de súbito
porque es la serpiente del jardín
que quiso dañar tus versos.
El mismo fuego, el mismo sol
se encendieron en tu pluma
y el corazón vertió su pena
la pena ajena, que hirió tu pecho
que buscaba un cielo limpio y sereno.
A la sombra del ala de un ángel
quiero cantarte poeta
entre lirios y jazmines
entre la noche palpitante
donde brilla tu estrella.
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