Es la mañana el silencio de mis dedos
la perpetua situación de la ausencia
donde las caricias están contigo
como los relojes del bosque
sobre las hojas
tal vez sea un sueño de mi desmedido amor
de este perseguido poema,
de este niño que llora en mí
como una invisible quemadura
sobre el rostro de las amapolas,
tengo en mis párpados tu desnudez
delicadas líneas de arrecifes
y las uvas frescas de tu vientre,
yo te nombro mi dueña
amor delirante que canta sobre la hierba
y las copas danzan en el oscuro cuarto
a la hora de las entregas…
cómo no latir en sombra?
cómo no ser extensión de luz sobre tus pechos?
cómo no beber de tu agua infinita?
y me impongo un deber sobre mi vida
el de ser frontera entre tu piel y mis poros
dame tu alma de sol
y entibia mis recuerdos
esos cuando estábamos solos
cuando éramos dos y no cuatro
y ámame como solo aman los locos
llenos de cordura por sobre los átomos
desbocados de ternura
como los caballos en el campo de los sueños,
te amo mujer
en esta plenitud de luna
sobre estas horas de soledad
en el cuarto donde te palpo los olores
y me desnudo para tí
como el viento
se desnuda para los pájaros...
No hay comentarios:
Publicar un comentario