LABERINTO
La ciudad al borde de los filos
que brillan
como astros lejanos
nadie que observe a los desprevenidos
aquellos con los ojos amarillos
los labios violáceos
y la dejadez en sus pies
como astros lejanos
nadie que observe a los desprevenidos
aquellos con los ojos amarillos
los labios violáceos
y la dejadez en sus pies
el silencio de los ocultos dentro
de las sombras
como parias de tempestades que pasaron
los que llevaron la sed a otros sitios
cedieron el hambre a otros habitantes
y nunca preguntaron que divinidad los seducía
como parias de tempestades que pasaron
los que llevaron la sed a otros sitios
cedieron el hambre a otros habitantes
y nunca preguntaron que divinidad los seducía
después que pasó la estrella
fugaz
hace tanto tiempo que ya nadie la recuerda
ellos siguen arrodillados frente a la neblina
mudos como estatuas
firmes como árboles secos
esperando un salvoconducto que truene en los cielos
como la misma voz del elevado por siempre
hace tanto tiempo que ya nadie la recuerda
ellos siguen arrodillados frente a la neblina
mudos como estatuas
firmes como árboles secos
esperando un salvoconducto que truene en los cielos
como la misma voz del elevado por siempre
la sangre sin dueño se dispersa
impaciente
antes que el sol tardío la queme
antes que el sol tardío la queme