LA RESURRECCIÓN DEL POETA
Contigo resucité,
me desceñí las vendas
y la sangre, primavera,
ardió, relámpago de savia
que fluye y abandona la nieve.
Huí del blanco lienzo,
de la húmeda tumba,
de la mañana inerme,
y no era el postrero día,
sino el principio de la eternidad.
Dijiste: ¡Poeta, ven a mí!
Y abandoné el frío mármol,
la noche, laberinto trémulo de cieno,
rosa negra de espinas afiladas
que envuelve el corazón
en la mortaja de la soledad.
Y comprendí el mensaje:
La vida es fascinante,
sólo hay que vivirla, respirar
a pulmón lleno el cielo ancho,
sentirse hombre, caramelo
entre tus piernas, espíritu
dentro de tu alma.