INCERTIDUMBRES
No podemos
saber
por qué se
arrodillaron al atardecer
y no por las noches
cuando las angustias entran bajo la puerta
cuando los leones descansan al sol
saciados como los hombres después de hacer el
amor
no podemos
saber
cuándo dejaron los gritos al borde de los
eclipses
en qué momento abandonaron los pasos sedientos
cuándo colgaron los amuletos en las telarañas
abandonadas
y las
lágrimas hablaron un día al sol débil
y los hombres dejaron las mochilas vacías
y nadie reclamó por sus muertos innecesarios
todo se mezcló en un abismo ciego
profundo como garganta seca e interminable
entonces
también abandonaron las armas en el desierto
cuando ya no era necesario pelear por nadie
ni por nada
cuando las utopías se fugaron tras los
lamentos caminantes
ningún lazo trató de alcanzarlas
y las manos mezcladas con las heridas dejaron
de rasgar el deseo
no podemos
saber quién entregó las almas a las hogueras