Lo llevo prendido a terrones
por detrás de los ojos
más arriba del ombligo.
Un agujero en mi propio silencio.
Una interrupción de mareas.
Viene de muy lejos
y más adentro
donde un apenas destello
un latir de párpados en la espesura.
Lo llevo de aguas prendidas en mansedumbre
donde uno de mis costados
a la izquierda
más abajo.