JESÚS ALBO

EL BESO


El beso aquel que se hizo ruego,
el que dejó tantas horas inconclusas,
el que detuvo el tiempo con excusas,
Lo deseo ahora, con su eterno fuego.

Empezó con el ansia, como juego
y fue cruzando rincones de las musas,
sentí los mil colores que tú usas,
para decir..., mi amado..., luego.

Esperé muchas noches que llegara,
pero el beso se fue con el olvido,
sin que mi alma por fin se completara.

Quedé solo..., abatido, constreñido,
por el beso aquel que ya deseara...,
Mas nunca regresó..., lo había perdido.