CAMINO
Van quedando en el polvo del camino,
coronas y guirnaldas,
y sacio mi sed bebiendo la blanca leche del papel,
y arranco bocanadas de aire,
dulce viento que rellena el hueco de mis letras.
Se cubren de musgo las piedras del sendero,
respirando el aliento frío del Norte,
en mi carrera sin relevo.
El árbol se estremece,
tiritando de mi temblar helado,
y de entre sus hojas se escuchan
espasmos de alvéolos,
en la escalada desprovista de aparejos.