SILVIA PATÓN CORDERO
Con tanto dolor el alma puede
apenas resistir tan vencida
y no desear la consabida
muerte en el que este pesar no quede.
Si en un momento débil mal cede
la llaga que es propia a su caída
no dé más que quebranto sentida
su tortura al que tal no se vede.
Triste de aquel que tuvo alegrías
y las perdió en un instante breve,
pues que sintió al menos sus porfías.
Amargo el dolor será cual debe
a las amarguras tan impías,
que probando la dicha y sus vías
la pena resulta menos leve.