Me pregunto dónde estás.
Sé dónde estás y sin embargo la pregunta no se calma.
Apago todas las luces. Lleno la bañera.
Me entrego al agua tibia y siento que por fin comienzo a conocerte.
Busco un pez entre mis huesos.
Trato de imitar tus brazadas. Trato de imitar tu latido.
Dejo que el tiempo me estire, me salpique
y me transforme.
Nademos los dos, hagamos olas,
ensayemos casi juntos una danza.
Los brazos hacia adelante,
las rodillas sobre el pecho.
Vamos, viajemos casi juntos,
cada uno en su mar,
descubramos que todas las aguas se conectan.
Cuando al mirar a tu padre veas un pez,
habrá un secreto nuevo entre nosotros.