A una dulce voz
Divina voz, declamando poesías,
en delicias de las letras redactadas;
suave el verbo, amor en las miradas...
y en el fondo, lugares de alegrías.
El cántaro se fue a la fuente fría,
y volvió rebosante y ya candente;
el calor de la palabra, es un torrente,
desbordado de pasión y fantasía.
Y después de pasarme parte a parte
tu hermoso caminar por esa via,
de amores tu caricia se comparte.
Daré con mi amor, gozando al arte,
aplausos encendidos por un día,
a aquella que forjo tal melodía.