Raúl Romero
Ahí el cuerpo
nunca perdonado
la voz sangrada
de verdades molestas.
Acá el silencio
los escritos rotos
las blancas mentiras.
Cómplices
las manos se saludan
las miradas se justifican.
Ahí el cuerpo.
Acá, digamos
la vida.
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