Del libro: Del otro lado, lo ausente
Cenizas quedan
en el medio de dos cráneos que se miran verticales
al horizonte de los retornos diarios,
dos edades trepan
al deseo de formar sólo una piel.
Desde arriba
se ven,
confunden sus huesos
hasta perderse, en ellos mismos,
sin piel y con su única verdad.
No todo fue un sueño
He nacido tanto
y doblemente sufrido
en la memoria de aquí y de allá.
Alejandra Pizarnik
He amado, crecido y muerto tantas veces
mis días se han enamorado de noches sin perdón
reclamos que no fueron.
Dibujé anaqueles en el aire de mis ojos
coleccionando emociones.
Enmascaré mi cuerpo con légamo y ansiedad.
Fui sombra que mis huesos aún socavan
para enterrarla, en el saber de lo finito.
Suturé el cráneo del infierno.
Empujé la jaula de la libertad
buscando su llave.
Volví a despertar
sin saber dónde estaba,
hasta recordar,
que no todo fue un sueño.
Marcela García Ferré
Del libro: Del otro lado, lo ausente
Una rosa y un águila
Una rosa que espina al camino de su vértigo
para hacerlo más real entre la abstracta existencia
con los pétalos de piel.
Piel que arde y apaga a la docilidad para emerger
con suturas esbozadas en la risa que no fue.
Una rosa y un águila.
Un águila que vuela el clavado a su presa
para subsistir hasta reemplazar, transmutar,
evolucionar
su caza en la libertad de montañas. Cielo empinado.
Planear en el sabor del ser.
Ella va con una rosa y un águila.
Una rosa y un águila
para volar por la suavidad del deseo
sin vulnerar su bálsamo rojo.