FERNANDO DENIS, COLOMBIA

UNICORNIO


Hay un mar detenido junto a la página gris
de San Juan de la Cruz,
hay un color violeta trenzando dos fuegos,
anudando los sueños del domador de serpientes,
hay una herida en el recuerdo del pájaro carpintero,
en la madera de sus violines,
hay un espejo en el fondo de un arroyo,
hay un sable ensangrentado, un jinete de bronce que llora
y una lágrima en la piel de un caballo,
hay una risa en un sótano,
hay un negro caracol que baja las escaleras de caracol
de un templo,
hay un ejército de salamandras esperando a los romanos
junto a la hoguera,
hay un cielo de octubre sobre una lluvia de marzo,
hay un cántaro en la noche lleno de rojas cigarras.
Y detrás de estas imágenes
te veo a ti desenredando tus cabellos
del cuerno del unicornio.




EL HEREDERO


Mientras hablo el lenguaje de los trece alfareros junto a tu puerta
para darte la vasija del agua que te bañe, el canto de barro y el amor,
mientras hablo el idioma de las siete reyes ansiosos
que me envían con sus cartas,
mientras transcribo las fórmulas de los cinco alquimistas que llenaron
mi bolsa de oro,
mientras soy el mensajero de los doce apóstoles que me envían
a traerte la palabra, el bálsamo del mundo,
yo soy el hijo del lenguaje y verás en tu palabra mi esplendor:
en el vivo y refulgente plumaje del ala del pájaro seré un color,
en la margen del rio de escarcha y de fuego seré una huella,
en el oro terso de la empuñadura de la espada seré el brillo,
en el espeso follaje del bosque donde alucina la mandrágora
y hiere el espino salvaje, seré el crepúsculo,
en la cadencia misteriosa de cada gesto tuyo seré la caricia.



VERANO *


Un cielo me habla de otro cielo,
una luz que corrige las horas,
los gritos de la roca del sacrificio,
alucinado pastor de sueños.
Atravesemos el huerto del ahorcado.
Despacio, es por aquí el camino al puerto
y a la nave.
Tus pasos resuenan en las islas.
Habrá otros azules,
otra forma de mentirles a los rojos espejos.
Con sal en los labios he de recitar cada minuto de tu huida,
cada parpadeo tuyo junto a los lagos,
cada asombro bajo la encendida cabellera,
bajo el tumulto de los bosques.
Al alba ya ladran los mastines de piedra,
graznan los cuervos polvorientos.
Quema todo tu oro en nuestra sangre, oh verano.



OTRA VERSIÓN DEL MAR


En los sitios donde la espuma teje su tela de araña, su manto azul,
su verdeante enciclopedia de luz y de sombra y de abismos,
el mar traza la geometría del agua,
y de su grave herida roja brota un crepúsculo manchado
de tierra y de cielo: gritan los acantilados de mármol, brama el mar
en el cuenco y en la palabra, en la luz de su tumba,
lima sus lenguas y sus dialectos de oro,
y su oro estremece mis días en la orilla, mi desesperada biografía de escribano,
mi cansada geografía de parajes anónimos,
de bosques y llanuras junto al violeta salvaje
donde deja sus huevos el pez leñador,
estremece mi tiempo alucinado de fabricante de relojes de arena,
los pájaros que llevo dentro en mi vida de árbol,
los nombres que llevo grabados para siempre
en mi vida de piedra.