Andrés Norman Castro A - El Salvador

La creación


Al quinto día
Dios despertó con un té,
y mirando a su alrededor
bebió de su taza
y dijo para sí:
“no más de lo mismo”
y el quinto se hizo sexto.

Despertóse temprano
-Dios por supuesto-
y miró su obra
meditabundo.

Antes del ángelus
cosiendo cerrados
sus ojos y boca,
Él pensó “¿y hoy qué hice?”



Unicidad


Cuando salgo de lo común,
me tomo una Sprite,
y me siento
el ultimo Marlboro en Mariona*.



*Mariona es el sobrenombre del Penitenciaría Central La Esperanza; una de las cárceles más emblemáticas de El Salvador.




Exilio


Jamás voy a volver.

No quiero presenciar la muerte de la imaginación,
la de mi padre,
ni la desesperación que desgarró
las paredes donde habitaban las golondrinas.

Tampoco quiero ser testigo
de la conversión de mi madre en arbusto,
solo para encontrar un rinoceronte
-unicornio verdadero-
pastando detrás de ella,
esperando ser montado a mi regreso.

Jamás voy a volver.



Línea final



Once muertos
trece cruces en la curva
sólo nueve estadísticas
y Dios sigue disfrutando
de las cosas pequeñas.

Ideas desparramadas
fotos urbanas
carne roja término medio
sangre de hormiga
recorren mis venas.

Conozco el silencio
de las oscuras cifras
que pintan de rojo la consciencia
pero de noche
telefoneo a Dios a su móvil.

El gran ausente

Viendo un anuncio publicitario…



Dios se ha levantado
de su silla.
Se ha dormido por falta de cafeína.

Lo sé
por que olvidó
(en lo alto del tejado de un hotel)
su taza de café.

Si no
¿qué otra excusa tendría para haberse ido?



Amanecer


El volar y el cantar de los pájaros
me han dicho
que de tirarte al cielo,
ahí donde ellos,
te convertirías en amanecer.



Prognosis Negativa
Asimilando a Nataly Olguín…


En la cocina
mientras cortaba zanahoria
se acercó por detrás
mi amor platónico
y me besó el cuello.

Me di la vuelta
y le clavé el cuchillo
en el pecho.
entonces sonó el timbre,
era mi amante.



Polaroids del final



Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

Dios ha tomado la forma de una vieja pedigüeña
a quien no le interesa saber más de
creaciones, canticos o alabanzas;
Solo pide nuestra misericordia.

Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

Los pechos de las prostitutas callejeras
son fuentes del más fino Malbec
con el que han de bautizar los pájaros
que cantan mientras nos precipitamos al abismo.

Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

He llamado a mi amor platónico
-misma que acuchille en una noche de Prognosis negativa-
pero he descubierto que ya no es ella, sino él
y que murió de un infarto en el útero
mientras yo le escribía poemas de amor.
Se fue el nombre que tallaría en mi epitafio.

Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

El maldito tiempo resiste el fin.
Las agujas del reloj no adelgazan
aunque solo el canto de pájaros se escucha ya.
El cuervo es barítono en el coro.

Faltan dos minutos
para el fin del mundo.