ALBORES
Tú vives por mil años
recostado en el filo de la vida
y en los albores lejanos
de mis sábanas frías.
Tú duermes en los ojos
húmedos de la ausencia
que pone prendedores
cuando me siento triste.
Eres tú el primero
que estrena mis poemas
ahora,
que no habrá más veranos
y que las rosas mueren
en medio de suspiros.
¡Todo se extraña!
Cuando llueve por dentro
y por fuera,
toda palabra duele
y se extraña el abuelo,
el amigo,
el amante,
el papá muerto.
¡Todo se extraña!
Nadie comprende la tristeza
y se llora a solas,
porque llorar limpia el alma
y despeja la cabeza.
A veces,
tiene que llover afuera
para que escampe adentro.