Y aún dices con desconsuelo
Y aún dices con desconsuelo,
amor que en la lontananza
habitas con desesperanza
sobreponiéndote a mi duelo,
que le amas desesperado,
roto, desencajado,
como quien ama el aire
que respira vanamente
y que le ahoga
en su suspirar.
Y todavía, inclemente,
llorando por tu desdicha,
te quebrantas en la dicha
de vivir de esperanzas,
pues sus crueles mudanzas
no son sino maldad
con que maneja mi pecho
y me arrebata el derecho
de pervivir en libertad.