DELIRIO XV
Un pájaro nos cruza en vuelo. Y tus alas y mis alas.
Manidas las plumas en poesía, manidas las alas, manidos los vuelos. Y no hay, sin embargo, ahora, otras palabras más que alas de plumas nacidas en viaje. Porque pájaros somos buscando el tiempo de claro aletear. Y mis ojos de pájaro buscan el sueño de tu boca entreabierta. Y sos vos el que acompaña las lágrimas tristes de los entierros. Tu voz que me calma el dolor de herida que late. Cuando niña, cuando antes de vos, cuando sólo tenía tres pares de ojos y nada más, y a pesar de ser eso todo y suficiente. Cuando ahora que no encuentro más que alas de plumas en vuelo que logren de mí la sonrisa. Cuando ahora que soy un después y que me traigo lo único que vale.
Y es que un pájaro nos surca y ese pájaro nos respira. Me da de vos todo lo que necesito. Nos alimenta el beso entre plumas de suave alivio y quiero ser, también, esa yo que de vos arranque lo que daña.
Manidas las plumas en poesía, manidas las alas, manidos los vuelos. Manido también el dolor y el estar tan sola. Porque ahora que ya no, porque ahora que sí me convenzo y me entrego, prefiero abusar de las alas que seguir repitiendo el dolor de una espera perpetua. Aunque la eternidad sea un abismo y no llegue nunca, prefiero la verdad de un abrigo, la verdad de un grito, la verdad de un adiós, la verdad entera.
Y tus alas y mis alas.