la locura suele ir a mi gran salón.
yo la maquillo y le pongo chapitas,
así no la reconocen
cuando sale a matar.
—le he echado el ojo a alguien—
revela salerosa
sin darme un nombre.
al término de cada sesión
me invita a cenar.
yo la miro a través del cristal.
es cierto,
después de acudir a mí
parece otra