Son casi las cinco
Son casi las cinco de la mañana
y aún no abrigo la nostalgia,
y espero
por las hadas y duendes- Quizás sean recuerdos de su extinción-
Aún me rondan gnomos
en la espesura de la vigilia.
Aún tengo las páginas de un cuento grabado en el silencio
La niebla pasea,
y dentro
los cuerpos se incendian;
cometas en sus vientres, tienen soldaduras,
etiquetas.
Se desahoga el universo
como simples luces de bengala
Ahí mueren desechos
mostrando un rostro de otro tiempo.
Cómo si fuéramos residuos de un sueño
Quién sabe en qué río
se irá el delirio, junto a los vientos,
a el relámpago a fundirse.
Y en qué horma
se labrará la tinaja de almíbar?
En qué canto despertará el pájaro
que amanece sobre el alambre del muro,
entre dos mundos inciertos.
Cuanto resiste ese árbol balanceándose,
se inclina con
una sílaba grave- cuelga su fruto.
Y por qué no, tiene en su semblante
los nódulos de la ambigüedad, el rostro
de la noche.
Son casi las cinco, es de madrugada,
los pájaros se posan en su memoria
desvisten aquel duelo.