Cuando te habite la duda
Cuando te habite la duda,
en tu dulce pecho amante
y sientas, por un instante,
que alguna lágrima, cruda
perla salina, humedece,
con su lento transitar,
tus mejillas de azahar,
o, que la pena ensombrece
el sol, del amor que habita
tu corazón dulcemente,
o, que, imperiosamente,
tu respiración se agita,
porque, en celos de dolor,
sientes tu alma transida,
y que se te va la vida
por causa del desamor.
Mira mis ojos mujer,
que, en ellos, estoy seguro,
que verás mi amor tan puro,
que ahogará tu padecer.
Mas, si por algún momento,
dudaras de mi mirada,
ábreme tú el pecho, amada,
y verás, que el sentimiento
puro, el del amor primero,
dulce rosa de pasión,
me rebosa el corazón,
de tanto como te quiero.
De la época en que éramos el Juglar y la Princesa, compartiendo alguna que otra copla. Patricia