Sur
Tengo un arcón lleno de Sur en el desván
y un mensaje cifrado para abrir la tapa.
Se debe decir tajo sin mencionar la anchura de la herida,
se debe decir tren sin referir andenes,
y otros vocablos, como pan y madre,
palabras con la fuerza de la proa de un barco
rompiendo olas en el mar abierto.
Cumple decir exilio.
Tengo restos de Sur, como migajas,
en el plato de peltre de la infancia.
Hay demasiado verde en la memoria,
afectos de rodillas en las torvas cavernas de los años,
verdades como puños que mutilan
cada proposición del silogismo
en que se ampara mi armazón de carne.
Alboroza un escándalo de trópicos la sospechosa paz de mis suburbios
y por eso los perros del olvido rastrean las orillas
husmeando en los trillos mar adentro
la sangre en mis pisadas
siempre que parto con mi exilio a cuestas.