Hay una estrella
Que sonríe en mis ojos
y no se aparta de mis calles.
Basta su señal
para que el día brille,
y a plena luz
cumpla mis tres deseos.
Esta ciudad es nada,
o tan solo una piedad,
si a ella
no la veo en mi norte.
La siento incorrupta
cuando alarga su mano
con el propósito
de brindarme su beso.