Como corriente blanca ante erial arrepentido
perdido en horizontes de rocas doloridas
del mío, camposanto sembrado en oraciones,
me fluyo por el río piadoso
y lisonjero
que arrulla con su canto
a los barrancos tristes,
teñidos desde alas
que curten y se marchan.
Como paloma sacra que acude al sacrificio
donde entrega la sangre,
al filo lastimero
de no ser de la tierra
más que un tenue quejido,
disuelvo mi torrente
sin voz y sin aviso
para coserme
ausente
a oasis de silencio.
Como espina encarnada
en lágrima escondida,
donde se tejen suaves estrellas eclipsadas
al peso de una noche sin puertas
ni ventanas,
me vierto en fría copa
de tiempo y calendario
donde voy recorriendo secreto, mi destierro,
escrito con las plumas
de un cisne moribundo…