Gabriel Mauro Cantero

ATENTADO AUTOMATICO

    La bajeza humana consiste en pleonasmos, como el acto dirigido de repetirse sin ser percibido.
    La acción redundante, el libro casi muerto por no haberlo entendido. La razón a golpes. La frente aliada.
    El hablar es casi letras y así es, de un mismo abecedario sin leer e imposible cumplirlo si caemos en el acto; en el acto de no ocuparse más de uno.

 1er Obús: “Si una fragata de errores llegara a atacarte… habría que fusilarle desde el alma con una ballena blanca y pescadores al hombro”

                ¡Cuidado con la esencia! Dicen que es más piedra que árbol. El hombre camina por las piedras desde que es hombre él. Los árboles porque sí, hasta puedes invitarlos a tu casa a tomar agua. Es el Don de las mascotas; pues rumbo al cielo van siempre el nombre de esos seres.

en Obuses: “Dejemos dormir a los cobardes sin despertar del suelo más apático de todos.”

                 Me urge la sal de la paciencia por ver copiado eso que nos munda. Nos mundaná detrás del atentado, vestirá tus últimas vergüenzas o bien dirote al trastorno pésimo, (con el mango poblado de cuarenta fechas) de reír la risa en punto de un beso por la espalda. Pero esta clase de mamíferos no es justa, eco les espera y; podría repetirme pero no; Tengo el ojo firme por una desgracia unida.

 Los ojos son como delitos. Y me pregunto “¿Por qué habría un camello desalmado frente al agua, no dejarle nada al pez siguiente?”. Aun así me pregunto ¿Qué será del barco que hundí siempre? ¿Será él el suicidio de la luna? ¿… pero entonces la casilla de los náufragos? ¿… pero entonces mi ballena blanca? -el humo extingue hacia la gran opiparencia, eso de portar un sombrero en la barriga-  Entonces ¿Porqué sino que hablan? … o tropiezo mis caballos contra un monje:

                  ¡Cuidado con los monjes! [Ellos siempre hablan de nosotros. Y no sea cosa que nos guste…]

                Precaución a estas alturas si no hemos llegado lejos; quizá a una ventana me tire abordo, trapecio de las baldosas, como puertos audaces.

  Pero cruel es ser sí mismo, de corazón alonso, de claras religiones, de una Dama honrada como la luz de la mía; de calla en cada gota, de gota en cada cuerda de cuerda en cuerda como a la canción primaria.

                 Veamos que nada es tan Homero como ser y serlo, es también batalla.

                ¿Por qué ungir en libros?: puedes quedar atrapada en ellos. Usa tu mejor modificador.

CAMAG
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