Daniel Requelme

Quiero
de tu boca en la mía
impregnado,
el secreto que nace a la espiga.

Quiero el hábito
de sabernos
bajo la falda de la luna dueños del
movimiento.
Lento fuego a nuestra hoguera.

Quiero a tus pechos ahuecando mis manos
y a una flor tuya encendida contra mi carne
trémula.
Tu espalda

Quiero ser adivinado
en cada brazo que te alcance
cuando me haya ido.
Amortajada la procesión del tiempo al regreso.

Quiero eximirte
de la necesaria fortaleza
que exige de ti la precariedad de mi
pensamiento.
La cima sin tu desgaste.

Quiero parte del inhumano berrinche
que mantiene liado al brillo de tus ojos
el verde fondo del paisaje.