Cecilia Margarita Vargas y Jose Ernesto Delgado


DOS VOCES

Amigo mío
hermano en el verso y la palabra
cómplice de nostalgias y silencios
puedes decirme desde el alma
Que brisa engañosa y seductora
quitó de tus ojos bellos,
ese sol tropical y su destello de sal dorada.
y los lleno de mariposas
negras ?

Querida; no recuerdo
que duende oscuro
Vino habitar este
bosque gris
Y lo pobló de versos
y nostalgias
Ni que brisa soplo
las velas de mi galeón
Llevándome al
naufragio de una herida.
Sólo sé que estoy
atado a un hilo que teje versos
Que me ha dejado
frente a tus ojos de mar…

Hurgando me encuentro
en la raíz de tus versos
donde me sorprende
un ramo de rosas secas.
qué al contacto con mis manos
se desvanecen inconsistentes y vuelan
como cenizas escapadas de un gran fuego.

Es que llevo dentro un baúl
Con las tristezas de una alondra
cansada
Y en las manos un fuego extinto que no
arde
Que no levanta columnas de humo
Como rastro de lo que quemó.
Mi huerto se ha marchitado muchas
veces
Como las tantas veces que ha salido el
sol…

bajo una luz lejana yo deseo
apartar la mano que te deshoja el alma
y estiro mis pupilas como dos manos leves
buscándote, entre rescoldos y temblores
entre alas rotas de mariposas
Para dejar un sol redondo colgado en tu ventana
y el arco de colores, presagio de un mañana
sin ocres perpetuados .

Yo he
dejado el pecho abierto de una herida
Con tus dedos
ausentes para que hurguen
Ahí… donde está el
alma como una gaviota enlutada.
¡Ven! Y tiende sobre
mis ojos tus pupilas
Que quiero ver desde
tu mirada ese mundo donde eres mujer
Y los amores te dejan
huellas en la piel.
Mientras… me siento
frente a mi ventana
A ver nacer el sol del sur…



Cecilia Margarita Vargas Chile
Jose Ernesto Delgado
Puerto Rico
2012