Pedro Vergara Meersohn

Cada hora, es la hora de amarte,
cada minuto es tuyo, cada segundo,
cada
latido, respiro y suspiro.

El tiempo existe sólo para ti.

Mi reloj repite tu nombre con su tic tac,
el viento lo susurra, las olas lo murmuran.
Y cada flor lo resalta con sus pétalos,
su perfume, su gracia y su color.

Y este momento,
como en todo momento
te amo, te pienso y te siento.
Y lo seguiré haciendo hasta el final.

Corro infrenable como las aguas de un río,
sin preguntarme el por qué, sin dudar de mi destino,
sabiendo siempre, que a ti, ya he de llegar.