ELLA Y SUS FANTASMAS
Los fantasmas que la habitan la llevan a exhibir su todavía bella figura en un sitio de citas.
Un pseudónimo le posibilita cierto anonimato.
La llamaremos por él.
Se esfuerza por parecer interesante a los ojos de los lectores del lugar.
De cuando en cuando Bellma siente que las comunicaciones la inquietan.
Esos mensajes se aposentan en su perfil y la colman de palabras que necesita.
¡Hermosa!
¡Me agradaría que nos conozcamos!
¡ Tus ojos parecen dos luceros!
A medida que el tiempo transcurre las palabras se diluyen en la inacción.
Bellma consulta su messenger y se embriaga con la llegada de los visitantes.
Pero del dicho al hecho hay mucho trecho.
Poco o nada se concreta.
Las mentiras son moneda corriente.
Pero ella está esperanzada que al fin llegará su día.
Por eso es que que, con avidez, consulta sus mensajes.
Y los responde tratando de causar buena impresión.
Trata de que arribe su destino , ese que está escondido celosamente en su futuro.