Oscar Vicente Conde


TAREA

 

 

 Es tarde para embargar las horas

 rastrear los impulsos de los que vuelven del hambre

 adentrarse bajo las pieles de los que no comprenden

 a pesar de las respuestas que llaman con la embriaguez

 de los desposeídos.

 

 

Sin embargo las noches que rugen temprano

 no espantan a los pájaros que sí saben de cielos

 y de lunas

 y de las fiestas de los intrépidos bufones.

 

Desfilan los que siempre se interrogan

 mientras su sangre se alborota en los surcos

 nadie la detiene

 las sombras caminan con sus derrotas humanas

 y el olvido

 se adhiere al dolor de las llagas.

 

Y así el humo de los incendios tardíos

 se propaga como una plaga

 cerca del río que huye sin ser bendición

 buscando a los que no mueren nunca

 y deambulan como guerreros sin rey.

 

Tantas cosas abandonadas cerca de las fieras

 las victimas a merced de los fracasos

 y la lejanía que grita con su crueldad marchita.

 

El pánico.

 En verdad Dios se ha tomado demasiado trabajo

 para tan poco.