DECLARACION DE AMOR A SUEÑO Y LÁGRIMA
A
mi hijo Ramiro
Buenos Aires, 24 de junio de 2000
Querido hijo:
en lo más hondo de la raíz fecunda de
la sangre
allí donde ya somos - y seremos -
predestinados a la vida,
allí, en ese nido minúsculo que
algunos llamaron corazón:
estabas,
mucho antes que Dios se resolviera
a fundarte en mis brazos.
Así viniste a mí, a sangre y beso, a
lucidez de amor,a sueño y lágrima
y era verdad cuando decía el ángel
que tenías tu tiempo, tu manera
precisa de afirmarte.
Era verdad, porque te veo
ahora tan alto, tan misterio, tan robusto
que vuelvo a agradecer que seas así,
como te acepto.
Con luces y con sombras, con praderas
de sol y mar de amigos,
con valiosa energía, con cráteres y
abismos que definen
tu ensayo de volar hacia tu centro.
Con aquello de mí que es casi
espejo(como la palma de la mano)
pero también con lo que aun no has
visto o no has querido ver, o te lo niegas:
tu oculta libertad. Con eso mismo te
convoco ,por eso te celebro.
Ya va siendo la hora de ir en marcha
hacia tu propio ser
ése que espera en el fondo de todos
tus silencios.
No es fácil, ya lo sé, pero se puede.
Debes llegar allí, a esa bahía que
espera en lo profundo de tu selva
con su arena traslúcida, sus aguas de
vida transparente
sus azules de amor esperanzados.
Estás en la mitad de la certeza. Te
veo caminar, caer a veces,
levantarte, seguir, ir contra el
viento, contra telas de araña y de preguntas
y siento que otra vez vuelvo a parirte
deslumbrada de amor y de campanas.
Treinta y cinco peldaños te sostienen.
Treinta y cinco tambores que resuenan
llamando a libertad esperanzada..