Ricardo Quintana


Mi alma deshabitada…peregrina,

De la gloria de un beso al desamparo
en la más infinita de las noches.

...
De ternura inasible
de su melancolía oceánica,
a las oscuras sombras
de la interminable angustia .
Angustia de saber
que nunca arrancaré
el otoño de mi piel,
andrajos de un cuerpo dolido,
espanto de mi calvario.

De la ternura inagotable
en las campanas de los días,
a la insolencia
de sufrir el abandono
en el intolerante desparpajo
del exilio.

Sin protocolo y sin preavisos
mi alma
se encamina sedienta
saboreando los secretos besos
que nos prodigamos,
en aquellos laberintos
de la tarde.