H.Urruspuru

Pensión en la calle Mullally -



Este poema comienza con un espantapájaros,
- cuervos negros se posan en él,
para descansar -...
Este poema comienza con un campo de alfalfa
con suaves pinceladas índigas
que ha quedado kilómetros atrás,
que ya no se lo ve
con el tercer ojo del alma
desde la ventanilla del auto oscuro...
- oscuro Sedán - que va, por la 35...

Este poema terminado de escribir en Realicó,
en donde se rememora a una mujer rubia
que echa al río de oro
una máquina de escribir Underwood,
y que el agua herrumbrará inevitable,
con el paso del tiempo.

En este poema los cuervos,
la alfalfa, la máquina de escribir
y la mujer llamada Dorila,
se funden,
en la hoja en blanco de la memoria,
el recuerdo del viajante de comercio
que deja la pensión, de la calle Mullally,
en la que dormía; en una tarde de Julio.

Con los años, no se notará, quien es
quien en su lectura...

Dejará,
en sus espacios de silencio, la impresión
en índigo y alfalfa, de que algo,
tuvo que ver en esto: “el sagrado amor”...