PATOKATA, Uruguay

DESOLACION II

Ángel mío...


Tu esencia me pertenece

al igual que tus alas.

Dime, ¿cuál es el horror

que te ha transformado?

Si sabes que a tu inmortalidad

no la socava nada,

si sabes que no hay nadie,

aparte de mí,

que con un chasquido

haga y deshaga.

Levántate del inframundo

que ha doblegado tus plantas,

revélate contra los sentimientos humanos

que has dejado que te dominaran.

Eres inmortal, esencia de mi esencia.

Yo he dibujado las plumas de tus alas

y he soplado en tu nariz la vida que te inflama.

Elévate de la oscuridad que te envuelve,

despliega tus alas.

Vuela hasta el paraíso que conoces

y que has tenido por morada,

mantente a mi derecha

y deja que te impregne con mi gracia...

Luego regresa...no te dejes abatir

y cobijate siempre en la esperanza

que mucho aún es el amor

que inclina la balanza



DESOLACIÓN I


El manto de la muerte se ha extendido sobre mí,

yo Angel, ser de luz, he quedado en tinieblas.

Mi esencia luminosa se ha opacado,

mis alas han quedado negras.

Al borde del precipicio estoy a un paso

del valle de las almas en pena.

Las brasas que queman mis pies

han dejado llagas en mis plantas,

mis manos se han quedado sin piel,

en carne viva, desolladas

de tanto escarbar en tierra estéril

buscando un hálito de vida bajo tanta lava.

Mis lágrimas de sangre van regando los pasillos

de éste claustro sin ventanas,

donde no existen las puertas y, si existen,

sólo conducen a ninguna parte.

Mis lamentos desgarradores

enmudecen cuando tocan el aire

y mis labios, sin sonidos, ya no encuentran

manera de suplicar y elevarme.

Al borde de la muerte es que me hallo,

de mi alma y su luz sólo quedan retazos.

Las plumas, antes blancas, de mis alas

van regando el camino.

Me voy diluyendo en mi agonía,

ya no hay vuelta a ésas esferas

que sostuvieron a éste ángel en su día...